Las barras metálicas entran en el taller, justo al salir de la acería. Situados en el banco de trabajo de 16 metros de largo, se precipitan lentamente a la estación de corte. Los indicadores utilizados diariamente para ajustar la longitud de corte garantizan la continuidad y la regularidad, esenciales en el resto del proceso de fabricación. Una vez que las piezas han sido cortadas a la longitud correcta, serán dobladas en discos de diferentes tamaños para crear cilindros o en nuestra mesa de plegado diseñada al principio de la aventura, que ahora es una de nuestras principales fuentes de experiencia.

Las piezas cortadas y curvadas se colocan en la fase de montaje. Las plantillas entran en juego y tendrán dos funciones principales durante el proceso de diseño. 
El primero es el posicionamiento de las piezas que permite la repetibilidad en el montaje y el segundo es el control de longitud. 
Una pieza mal cortada será desechada en el momento del montaje y evitará cualquier defecto de fabricación, siendo el rectificado el paso final de la estructura de acero. 
Esto le dará una apariencia de superficie lisa y evitará posibles ampollas que le darían al producto una apariencia inconclusa.

La pintura, de serie en blanco o negro, se obtiene mediante pintura en polvo. 
Es polvo epoxi horneado a 200°. Se aplica una primera capa anticorrosiva, también llamada polizinc. Previene la aparición de óxido en la estructura metálica. 
La segunda capa ofrece un acabado en color mate o brillante.

El trenzado está en el corazón de nuestra experiencia. Los años de realización nos han permitido dominar realmente este know-how. 
Nuestros materiales y su flexibilidad no nos permiten hacer el mismo trenzado que el ratán o la fibra trenzada.
Esta limitación, que es una fuente de creación para nosotros, ya está completamente dominada y hemos desarrollado un know-how que nos permite crear año tras año piezas más técnicas.